jueves, diciembre 06, 2007

Doce meses del año, sietes días por semana y veinticuatro horas por día, demasiados instantes para resumir entre líneas, o quizás repetidas imágenes en 365 días.
Las plumas volvieron a hacer sangrar el papel, plasmándose en nuevos libros, rivales, de novedosos panfletos de eventuales celebridades; por primera vez las letras que brotaron de mi piel se acomodaron al atrayente brillo de un pc.
No fue petróleo pero si su color el que tiñó de nuevo los bosques, apagando su borde como le ocurrió al de mis ojos ardiendo entre tus manos.
Amonal, Cloratita y TNT , compañeros habituales de charlas , contemplando vacías miradas, enlutecidos cuerpos y restos de dignidad; mismos acompañantes en mi camino por vías más estrechas sino destrozadas como las almas de otros.
Discursos, mítines y discordias azuzando el eco de cañones empuñados por jóvenes manos gangrenadas de odio, que acabaron con indefensas vidas, como lo estuvo mi cuerpo ante las diarias embestidas.
Desparecidos , encontrados, secuestrados, el poder de la palabras y la manipulación de lástimas, feria y circo mediático; con creces disfruté gloriosas vanalidades dignas del mejor de los juglares.
Azul, verde, amarillo y negro, colores no de la reivindicada bandera gay, sino del recuerdo de un puñetazo cabròn que rompió su vida en dos, ojos apagados ante una cuenta diaria ante las pasividad gubernamental, brillo sin esperanza en ojos que no como yo aún confían en un futuro, al menos y sin más

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