
Grito a voces pero nadie me escucha, entre susurros rompo mi garganta para hacerme oir.
Necesito que me escuches, necesito una mano para salir de aquí, aprieta fuerte y sácame de este pozo, de este lodo de tristeza y soledad, de días grises y sin vida, de días rotos y grisáceos.
Me rozas, me rozas y mis labios vuelven a sonreir, saco fuerzas de flaqueza y me afano por escalar sobre los miedos y temores, sobre los deseos y pasiones olvidados.
Siento el calor de tu piel, tus ojos me sirven como apoyo para llegar hasta el sol, hasta la luz y la vida, es entonces cuando resbalo, cuando me sueltas , cuando nada es como parece; solo eres un oasis, una ilusión con la que imaginar una vida mejor
Tumbada en el suelo de mi pozo, abrazada a mis recuerdos, busco la sombra de tu mano en mi horizonte, no la encuentro, no la muestras, te has ido, te has marchado, como una nube de humo te esfumaste con el viento
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