
Tus labios dan paso a los mandatos de tu alma,
Dictados por el deseo y la pasión que hay en tus manos,
Mi cuerpo dueño y señor de mis placeres
Se subyuga ahora al de dos.
El susurro que penetra hasta mi mente eriza mi corazón
Tus dedos sobre mi pecho me hacen perder la razón,
Pero aunque tu te crees el dueño el reinado lo tengo yo
Mi mirada es quien te incita, mi boca la que te espera,
Solo cuando te siento mío y poseído,
Te concederé el poder de
Devorarme entre gemidos.
Tu aliento sobre mi nuca,
Mis dedos tocan tu pelo
Tu lengua seca mis ganas
Los dos perdimos ya el cetro
No hay comentarios:
Publicar un comentario