miércoles, enero 23, 2008


El humo del último cigarro que te robo del paquete que siempre dejas aquí me hace toser, ni siquiera eso consigue sacarme de la catatonia en la que llevo horas y desde la que solo se escapan mis indómitos dedos hasta ir a golpear, como lo hacen en mi sien esas palabras, las teclas del teclado lleno de ceniza. Con los mismo ojos que he vuelto a abrir otra mañana más al ritmo de tu cantinela mientras cedo al agua el placer de acariciarte, releo frases vidriosas por lágrimas que solo dejo caer, resbalar sin pared hasta que recalen en mis labios sellados por decepción y desdén. Mis dedos temblorosos los abrirán tentándolos con el elixir etílico que ansiosos esperan adormezcan la sensación a la que dejaron paso y sigue atrincherada en su garganta esperando salir como torrente de desesperación. Aparto mi flequillo y no puedo evitar un escalofrío que me lleva hasta el recuerdo de cuando son tus dedos los que lo echan a un lado para comenzar el recorrido que tu lengua culmina con una lucha con la mía robándome un suspiro. Me pierdo en la primera vez que me escondí tras él evitando la mirada cazadora y ensayada que lanzabas aquella noche, la que me consiguió atrapar y enamorar..Tantas veces me h perdido en ella, tantas noches me he dormido mecida por su brillo y en tantos momentos he buscado su complicidad, que me parece increíble que ahora solo evocarla me pueda hacer sangrar.Abandono las palabras que torpemente escribí para volver a recitar las que tras cruzar la puerta te apresuraste a enviar
-Buenos días preciosa, vuelvo a pensar en ti nada más despertar
Lástima no ser ella, pena no poder contestar, incertidumbre saber si la amarás, certeza de que yo aún así te volveré a amar

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